Una práctica exclusiva
El tenis, o lo que fueron sus inicios conocido como “jeu de paume” que traduce juego de palma por la forma en que lo practicaban, se remonta a muchos años atrás, para ser más específicos al siglo XIII. En esa época era un deporte que solo podían practicar las clases altas, la aristocracia.
Francia fue su epicentro
Inicialmente el juego se practicaba en lugares cerrados en salones, allí se colgaba una red sostenida a cada lado de la pared y se empujaba una pelota de un lugar a otro con la mano. En cada golpe el jugador gritaba “tenez” del verbo francés “tenir” que significa sostenga o agarre, con el paso del tiempo esto se convirtió en “tennis”.
Deportistas con corona
Al ser este un deporte de clase alta se practicaba por la realeza, por lo cual se conoció como “real tennis”. Por esta razón con el objetivo de demostrar su nobleza y prestigio los jugadores vestían de blanco. En 1873 se empieza a practicar el deporte en Inglaterra como lo conocemos hoy, con raquetas y canchas, conservando la forma de vestir.
Llegó el color a las canchas
Actualmente, el deporte blanco ya no es tan blanco, uno, porque se ha vuelto un deporte popular, ya no es exclusivo de clases altas, y dos, porque la vestimenta ahora es colorida, incluso se utilizan colores fluorescentes, verdes y anaranjados. Salvo en Wimbledon, en donde es obligatorio vestir de blanco. Como dato curioso, la primera mujer de raza negra en jugar en el torneo lo hizo en 1951, Althea Gibson.
Wimbledon no deja morir la tradición
En este Grand Slam es tan estricto el uso de ropa blanca que incluso la ropa interior debe ser de este color, en caso de que un jugador tenga una prenda de color diferente lo obligan a cambiarse. Incluso pueden ser sancionados por no seguir las normas, jugadoras como Serena Williams o Eugenie Bouchard han tenido llamados de atención por usar sostén de color diferente al blanco.